El apego: el papel de los vínculos tempranos en las relaciones adultas

24 Mar, 2025 | Terapia Psicológica

El apego es un concepto fundamental en Psicología que nos ayuda a entender la forma en que nos relacionamos con los demás.

En este artículo exploraremos en qué consiste el apego, los diferentes estilos que existen y la manera en que estos moldean la forma en que las personas se conectan emocionalmente en la edad adulta.

Teoría del apego

Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo emocional y social de una persona. Durante esta etapa, los vínculos que se establecen entre un niño y sus cuidadores principales (generalmente padres) sientan las bases para cómo se relacionará con los demás en el futuro. El apego es ese vínculo emocional profundo que establecemos en la infancia con nuestros cuidadores principales. Este vínculo se desarrolla a través de interacciones repetidas y consistentes, donde el cuidador responde a las necesidades del niño, ya sean físicas (alimento, abrigo) o emocionales (consuelo, seguridad) y no sólo influye en la infancia, sino que también tiene un impacto profundo en las relaciones adultas.

La teoría del apego tiene sus raíces en el trabajo de John Bowlby, un Psicólogo británico que, durante la Segunda Guerra Mundial, observó cómo los niños separados de sus padres mostraban patrones de comportamiento y respuestas emocionales muy similares: una fuerte necesidad de cercanía y contacto con sus cuidadores, especialmente en momentos de estrés o peligro. Bowlby entendió que esta necesidad de apego es innata en los seres humanos, una especie de sistema biológico que nos impulsa a buscar la seguridad y el consuelo de quienes nos cuidan, siendo este vínculo esencial para la supervivencia y el desarrollo emocional del niño.

Más tarde, Mary Ainsworth amplió la teoría de Bowlby a través de su famoso experimento «La situación del extraño», que le permitió identificar diferentes estilos de apego en los niños al observar cómo reaccionaban cuando eran separados y luego reunidos con sus cuidadores. Ainsworth identificó tres patrones principales de apego:

  • Apego seguro: El niño se siente confiado y seguro para explorar el entorno en presencia de su cuidador, muestra angustia cuando el cuidador se va y busca consuelo cuando este regresa. Esta dinámica se da cuando las figuras de cuidado son consistentes, afectuosas y responden a las necesidades del niño.

  • Apego ansioso-ambivalente: El niño muestra angustia intensa al separarse de su cuidador y tiene dificultades para calmarse incluso cuando este regresa. Este estilo de apego se desarrolla cuando las figuras de cuidado son inconsistentes, a veces disponibles y otras no, lo que genera inseguridad en el niño.
  • Apego evitativo: El niño parece independiente y no busca consuelo en su cuidador, mostrando poca angustia ante la separación. Este tipo de apego surge cuando las figuras de cuidado son emocionalmente inaccesibles o rechazan las necesidades del niño.

Posteriormente, otros investigadores identificaron un cuarto tipo de apego:

  • Apego desorganizado: El niño muestra comportamientos contradictorios y desorganizados o desorientados, como acercarse al cuidador pero luego alejarse o congelarse, moverse sin rumbo o quedarse paralizado. Este tipo de apego suele desarrollarse en entornos donde las figuras de cuidado son fuente de miedo o malatrato, creando una dinámica de “acercamiento-evasión”.

Hay un punto central en la teoría del apego, desarrollado por Bowlby, que es el concepto de “modelos operativos internos”. Los modelos operativos internos son representaciones mentales que construimos de nosotros mismos, nuestras figuras de apego y la relación entre uno y otro. Estos modelos se construyen a partir de las experiencias repetidas, en que el niño va generando expectativas de sus relaciones.  A su vez, esos modelos o representaciones mentales se generalizan, guían y modelan la interacción con los otros. Por ejemplo:

  • Un niño que recibió consuelo y atención constate aprenderá a confiar en los demás y a sentirse seguro en las relaciones.
  • Un niño cuyas necesidades emocionales fueron ignoradas o inconsistentemente atendidas puede desarrollar inseguridades o dificultades para confiar en los demás.

La influencia de los patrones de apego en las relaciones adultas

Los patrones de apego que establecemos en la infancia influyen en cómo nos relacionamos con los demás en la vida adulta. Estos estilos no son etiquetas rígidas, sino más bien tendencias que nos ayudan a entender mejor nuestros patrones de comportamiento y emocionales en las relaciones.

Además, aunque tengamos un patrón de apego más predominante, también podemos tener una combinación de varios y mostrar distintos tipos de apego en diferentes relaciones o contextos. A continuación describo los estilos de apego en la edad adulta y sus características más comunes:

  • Apego seguro en adultos: Las personas con un estilo de apego seguro se sienten cómodas con la intimidad, confían en la disponibilidad de sus seres queridos, buscan apoyo cuando lo necesitan y también se sienten cómodas siendo independientes. Ven las relaciones como algo positivo y se sienten valiosas y merecedoras de amor. Son capaces de manejar conflictos de manera constructiva y comunicar sus necesidades. Este estilo suele ser el resultado de una historia de interacciones cálidas y acogedoras con los demás.
  • Apego ansioso-ambivalente en adultos: Las personas con este estilo de apego suelen ser inseguras en sus relaciones. Anhelan la cercanía y se preocupan constantemente por la disponibilidad de sus seres queridos. Pueden ser muy dependientes emocionalmente, buscar constantemente la validación y la aprobación de los demás, y suelen tener un fuerte temor al rechazo y al abandono.
  • Apego evitativo en adultos: Las personas con un estilo de apego evitativo priorizan su independencia a la conexión emocional. Tienden a evitar la intimidad y a suprimir sus sentimientos. Necesitan mantener cierta distancia en sus relaciones y se sienten incómodas con la dependencia emocional. Este estilo de apego surge como una estrategia de autoprotección para evitar el dolor de la decepción en las relaciones.
  • Apego desorganizado en adultos: Las personas con apego desorganizado tienen sentimientos encontrados acerca de las relaciones cercanas. Por un lado, desean la intimidad, pero por el otro,temen ser lastimados si se acercan demasiado. Estos sentimientos contradictorios se combinan con pensamientos negativos sobre sí mismos y los demás. Suelen verse a sí mismos como indignos de atención y no confían en las intenciones de los demás. En sus relaciones pueden alternar entre buscar cercanía y rechazarla, mostrando comportamientos impredecibles. Este estilo de apego suele estar relacionado con experiencias traumáticas como el abuso o la pérdida.

En particular, estos estilos tienen un gran impacto en nuestras relaciones románticas, desde la elección de pareja hasta la forma en que nos comunicamos, gestionamos la intimidad y resolvemos los conflictos. Por ejemplo, las personas con apego seguro tienden a buscar parejas que también se sientan cómodas con la intimidad y la independencia, creando relaciones más satisfactorias y equilibradas. Sin embargo, las personas con apego ansioso-ambivalente pueden sentirse atraídas por parejas más evitativas, lo que puede generar dinámicas de persecución y alejamiento, perpetuando la sensación de inseguridad. Las personas con apego evitativo pueden tener dificultad para establecer conexiones profundas, mientras que las personas con apego desorganizado pueden sentirse confundidas en las relaciones, experimentando altibajos emocionales intensos.

Pero el apego no solo influye en nuestras relaciones románticas. También afecta a las relaciones de amistad, a nuestra dinámica en el trabajo y, en general, a nuestra forma de interactuar con el mundo. Por ejemplo, una persona con apego evitativo puede tener dificultades para pedir ayuda a sus amigos o para confiar en sus compañeros de trabajo. Mientras que una persona con apego ansioso-ambivalente puede ser muy dependiente de sus amigos, buscando constantemente su aprobación. No obstante, como señalaba anteriormente, hay personas que pueden mostrar distintos patrones de apego en diferentes tipos de relaciones y, por ejemplo, tener un apego más seguro en sus relaciones de amistad, pero un tipo de apego ansioso-ambivalente en sus relaciones de pareja.

¿Se pueden cambiar los patrones de apego?

Los patrones de apego no son inmutables. La neuroplasticidad de nuestro cerebro nos permite cambiar nuestros patrones relacionales a través de nuevas experiencias y aprendizajes.Es decir que, aunque los modelos operativos internos tienden a ser estables en el tiempo, también es cierto que pueden ser influenciados por nuevas experiencias y evolucionar.

Las experiencias positivas en relaciones adultas, como una pareja comprensiva o la relación terapéutica que proporciona una Terapia Psicológica, pueden ayudar a las personas a desarrollar un apego más seguro. También la reflexión y el autoconocimiento pueden contribuir a este fin, ayudándonos a descubrir cómo las experiencias tempranas influyeron en la formación de estos patrones y a comprender por qué actuamos de cierta manera en las relaciones. La Terapia Psicológica es especialmente útil en favorecer este trabajo de introspección y nos puede ayudar a explorar nuestros modelos operativos internos, a identificar nuestros patrones de relación y a desarrollar nuevas formas de vincularnos con los demás.

Cómo fomentar un apego seguro

Un apego seguro es fundamental para el bienestar emocional, la autoestima y la calidad de las relaciones. Los padres o cuidadores, pueden fomentar un apego seguro en los niños a través de estas actitudes:

  • Respuesta consistente: Responder de manera consistente y sensible a las necesidades del niño, ya sean físicas o emocionales.
  • Estabilidad emocional: Proporcionar un ambiente estable y predecible ayuda al niño a sentirse seguro y confiado.
  • Comunicación abierta y afectuosa: Fomentar la expresión de emociones y validar los sentimientos del niño contribuye a un apego saludable.
  • Presencia física y emocional: Estar presente tanto física como emocionalmente es crucial para que el niño se sienta valorado y protegido.

Conclusión

El apego es un componente esencial del desarrollo humano que influye en nuestras relaciones a lo largo de la vida. Comprender los diferentes tipos de apego y cómo se forman puede ayudarnos a desarrollar y fomentar vínculos más saludables y satisfactorios. Al prestar atención a las necesidades de los niños y trabajar en nuestros propios patrones de apego, podemos construir relaciones más fuertes y resilientes.

Itziar López Beorlegui, Psicóloga y Psicoterapeuta en Pamplona.